[2] Posteriormente fue traicionado por un apóstata cristiano llamado Torcuato y llevado ante Fabiano, prefecto de la ciudad.
Cástulo fue torturado y ejecutado para ser enterrado vivo en tierra en la Vía Labicana.
Según la tradición, su mujer Irene rescató, protegió y curó a Sebastián, enterrando más tarde su cuerpo cuando finalmente fue ejecutado.
Cástulo fue venerado en Baviera y posteriormente sus reliquias fueron llevadas a Moosburgo.
En 1604, sus restos fueron llevados a Landshut y descansan en la iglesia de san Martín.