Samad bey Mehmandarov

Una vez, Samed bey le dijo: "He pedido permiso del comando para tu regreso a San Petersburgo.

Elizaveta, mirando a los ojos de su esposo, dijo: "Samed bey, si en tu país continúa la guerra dónde tiene que estar el soldado?

El coronel Samad bey Mehmandarov fue uno de los asistentes más cercanos del comandante Kondratenko.

Asimismo, aquella misma posición estaba bajo el fuego de ametralladoras y rifles japoneses.

En su lugar, el general Fok, que tenía un carácter más débil, fue nombrado comandante.

Dieciséis días después, los japoneses capturaron la montaña Drakonoviy Khrebet, tal hecho decidió el destino del castillo.

Los oficiales combativos insistían en que aún tenían suficiente fuerza para retirar al poderoso ejército japonés.

Según las condiciones japonesas, los soldados se hacían prisioneros y los oficiales podrían regresar a Rusia después de haber firmado una declaración escrita sobre el hecho de que no volverían a participar en una guerra contra Japón.

Así la defensa del castillo Port Arthur durante los trescientos treinta y dos día fue escrita en el destino de Samed bey Mehmandarov.

El año 1908 le obsequió a Samad bey dos grandes alegrías más, además de este alto cargo.

Durante la Primera Guerra Mundial, el general Mehmandarov adquirió fama como un comandante talentoso que había realizado varias operaciones militares con éxito.

Los alemanes que atacaban desde todas las posiciones se adelantaban sin cesar e intentaban atajar y sitiar a las tropas rusas retiradas.

La respuesta breve, inherente a los comandantes de Samad bey fue la siguiente: “¡La situación es grave!

Recorrí siete cuerpos y descubrí que sólo en el cuerpo de Samad bey Mehmandarov se entendieron correctamente las tareas de los cañones del desierto y los instalaron conforme a esas tareas.

Sus contemporáneos hablaban con orgullo sobre el heroísmo del general Samad bey Mehmandarov en las batallas y su actitud amable hacia los soldados.

En los momentos más aterradores de los combates su frialdad era increíble, ésta y su extrema audacia resultaron muy populares dentro del ejército ruso.

Él amaba a las personas justas, honestas, francas y les ayudaba, con los malos era muy despiadado.

Después del establecimiento del poder soviético, continuó su actividad militar bajo el aseguramiento personal de Nariman Narimanov y trabajó como maestro en la Escuela Militar de Comandos creada en Azerbaiyán en los años 1921-1928.

En 1928 S.Mehmandarov fue desmovilizado del ejército por problemas de salud y el estado le asignó una pensión.