Saludo de paz
Bien pronto se introdujo en la liturgia aunque con diversas modalidades y en distintos momentos de las celebraciones.Esta forma también fue usada en la iglesia de Roma en los primeros siglos: así atestigua, por ejemplo, Justino: «Concluidas las oraciones, nos saludamos con el beso».[1] También es llamada por Tertuliano signaculum orationis queriendo indicar con ello que el gesto debía ser la conclusión de las oraciones comunes.Sin embargo, con el tiempo y hasta la última reforma litúrgica se fue abandonando progresivamente.Según la Instrucción general del misal romano, el saludo de paz es un gesto: