Hemos de guiarnos por hipótesis hasta tanto no aparezcan los datos concretos relativos a su estreno.
Las obras manuscritas que se han conservado de Sebastián Durón no tienen todas las partes.
No es fácil encontrar a lo largo del texto alusiones políticas, ni establecer un criterio moralizante en este argumento.
Una vez en el Mundo, los tres dioses cantan preguntando a Diana qué quiere de ellos.
Esta, en un largo parlamento, les pide ayuda para echar al Amor del Mundo, convenciéndoles con sutiles argumentos.
Sigue un diálogo entre los cuatro en el que cada uno de ellos explica sus amenazas y cantan juntos para asustar al Amor.
En la siguiente escena el Momo repite los últimos versos de los cuatro, lamentando después su poca suerte al servicio del Amor ante lo que se avecina.
En un recitado cuenta su cansancio y su deseo de dormir en un lugar del bosque que cree seguro; se recuesta en un peñasco y, cantando de nuevo el aria del principio, comienza a quedarse dormido.
El Amor la coge y va a vengar su ofensa, no sin antes escuchar las recomendaciones del Momo.
Se oyen dentro las voces de Diana y las Ninfas que están cazando y el Momo insta al Amor a que vaya a vengarse, “pues ya está Doña Ana en el bosque”.
Entran en escena Diana con sus Ninfas, cazando, y Diana propone entrar en lo intrincado de la selva, a lo que una Ninfa dice que hace mal, pues el Amor, aunque desarmado, está en el bosque y “sus traidoras asechanzas en carcaj mental aun tienen saetas imaginarias”.
Responde Diana segura de su fuerza, mientras es espiada por el Amor que habla consigo mismo dándose ánimos para no desaprovechar su flecha.
Júpiter increpa al Amor diciéndole que es muy difícil vencerle, y le deja solo como desprecio.
Entablan un diálogo y el Amor dice a Diana que en ella se va a vengar de los tres, utilizando la flecha como puñal, ya que se le habría roto el arco.
Esta conclusión se extiende a las zarzuelas de la última década del siglo XVII, para establecer que a medida que acaba el siglo, la participación musical va cobrando mayor importancia e integrándose más en la acción dramática, igualando, si no superando, en importancia al aspecto visual y tramoyístico, que anteriormente habían sido los más importantes.
La Música, o el Coro que interviene a lo largo de la obra, no era muy numeroso.
El baile representado y cantado, es una de las prácticas más habituales en el teatro musical español del siglo XVII, exigiendo de los intérpretes que bailen, canten y representen simultáneamente.
Esta práctica era muy común ya a finales del siglo XVII y sobre todo en el dieciocho.