Ryoma fue atraído hacia los movimientos extremistas dentro de la clase samurai que apoyaban la filosofía política del Sonno joi (‘reverenciar al Emperador y rechazar a los bárbaros’).
Estas eran enemigas históricas, y la posición de Ryoma como ‘negociador neutral’ fue crítica para llegar a un arreglo.
Ryoma jugó un papel crucial en las negociaciones que llevaron a la renuncia voluntaria del shogún Tokugawa Yoshinobu en 1867, lo cual permitió la Restauración Meiji.
Aunque Sasaki Tadasaburo e Imai Nobuo cargaron con la culpa, el verdadero asesino nunca compareció ante los tribunales.
Ryoma fue un visionario que imaginó a Japón sin ningún deseo de poder feudal.
Comprendió que para competir con la tecnología e industria avanzadas del exterior el pueblo japonés debía modernizarse, y de esa manera evitarían la colonización o ser absorbidos por ‘esferas de influencia’ como en China.