De estos habitantes, tan sólo una mínima parte constituye la población activa, que fundamentalmente se dedica a la agricultura y la ganadería ovina.
Es tradicional también el corro de aluches que se lleva a cabo durante esta celebración.
Otra fiesta relevante tiene lugar el 14 de mayo, en que se festeja la solemnidad de los patronos del pueblo: san Víctor y santa Corona, tradicionalmente venerados como protectores del bienestar del pueblo, razón por la cual en dicha festividad se les sacaba en procesión por los campos para invocar un año de lluvias y buenas cosechas.
En este mismo camino cerca del puente se encontraba también el Hospital de la Malata.
También en dicha ermita radicaba la Cofradía del mismo nombre, muy conocida por las cuantiosas haciendas que poseía, no sólo en el contorno, sino también en pueblos distantes, que en su mayor parte eran tributarios de la ermita.
Hoy todo ello ha quedado reducido a escombros, paredones desmoronados y cuatro libros mugrientos que, guardados en viejas arcas, siguen dejando testimonio de lo que esta institución y estos pueblos fueron en mejores edades.
La iglesia,como ya se ha dicho, podría originariamente haber sido con toda probabilidad una ermita visigótica.
Asimismo tiene adosado el cementerio, con su osario correspondiente, en la parte exterior izquierda del recinto.
Actualmente restaurado y destinado a vivienda particular, está también situado en el camino de la Malata.
Por ello es frecuente que en la época medieval se tuvieran muy en cuenta en las disposiciones forales, cartas pueblas y pactos.
Cuatro años más tarde, en 1224, el obispo lo dona a la abadesa del monasterio de Gradefes.
En 1242, en abril, doña Teresa Estébanez da su cuerpo y cuanta heredad posee en Sant Fechores a doña Teresa Alfonso, abadesa de Gradefes y al convento del mismo nombre, estando presente el clérigo de Sanfechores, don Rodrigo.
Parecen sustentar el escudo dos conchas, como si indicaran que estas armas pertenecieron a algún Caballero de Santiago.