Entre estas condiciones se encontraban las de tipo personal y académico.
Las condiciones académicas exigían haber completado como mínimo el primer ciclo de cualquier enseñanza universitaria oficial en España.
Además, según el ejército y especialidad por la que optara el aspirante, que los estudios realizados o en curso fueran los solicitados específicamente para esa especialidad daba preferencia sobre cualquier otro candidato a la misma que no cursara esos estudios.
En la primera se realizaba la baremación de los méritos académicos documentados por el aspirante, mientras que en la segunda se debían superar pruebas psicológicas y psicotécnicas, un examen médico y una serie de pruebas físicas.
Tras realizar todas las pruebas sin haber sido declarado no apto en ninguna de ellas, el aspirante debía esperar a que se publicaran las listas de admitidos como alumnos según su elección de preferencias y la puntuación global obtenida en el conjunto del proceso selectivo.
La primera fase de la formación militar era de carácter militar generalista, esto es, común a todos los alumnos del mismo ejército independientemente del arma al que estuvieran asignados.
Junto con la formación militar específica del arma que tenía lugar inmediatamente a continuación, y con una duración de cuatro semanas, completaban la formación de los aspirantes a alféreces.
Decir que este periodo de tres meses coincidía con el curso lectivo universitario de muchos aspirantes, que aún no habían acabado sus estudios, lo que suponía un gran esfuerzo para estos estudiantes a su regreso a la vida civil habitual.
La instrucción militar desarrollada durante estos dos meses era muy exigente y dura desde el primer día dadas las particularidades de los alumnos y de las responsabilidades que deberían asumir al final del periodo formativo.
No solo por la propia formación, sino porque durante la misma cada alumno era continuamente evaluado por los instructores y al final del periodo cada uno obtenía una calificación, que promediada con la obtenida en la fase siguiente de formación específica del arma servían para escalafonar a los aspirantes de cada arma de cara a la elección del destino y periodo del año donde realizar las prácticas como alférez.
El alférez en prácticas debía presentarse en la unidad de destino en la fecha señalada.
Al finalizar sus seis meses de servicio el oficial que superaba las prácticas era finalmente nombrado alférez, y pasaba directamente a la reserva temporal (de tres años de duración) con la entrega de "la blanca" (documento oficial en papel blanco que acreditaba la realización completa del servicio militar obligatorio y la comunicación del pase a la reserva).
Desde la suspensión a finales del año 2001 del servicio militar obligatorio ante la creciente profesionalización de las Fuerzas Armadas estas modalidades de prestar dicho servicio militar obligatorio desaparecieron con él.