En sus prefacios menciona a sus maestros, los gramáticos Eladio de Cesarea y Amonio el gramático, que llegaron a Constantinopla procedentes de Alejandría, donde eran sacerdotes paganos.
Se habían visto forzados a huir el año 391 tras una rebelión cristiana contra los paganos en la cual el Serapeum fue destrozado y la Biblioteca destruida.
De sus escritos parece deducirse que era laico, pero no se conoce su profesión.
[4] En el prefacio al libro V, Sócrates defiende el escribir sobre el arrianismo y algunos acontecimientos políticos, además de sobre los asuntos estrictamente eclesiales.
Afirma que debe el impulso para escribir su obra a un cierto Teodoro, a quien se refiere en el prefacio al segundo libro como «hombre santo de Dios», por lo que parece ser un monje o un miembro del clero.