Los ataques Vikingos en Irlanda habían comenzado a principios del siglo IX, y su efecto sobre la iglesia irlandesa fue devastador.
Estas disrupciones, junto con las imposiciones seculares de los invasores, ocasionaron una disminución en la observancia religiosa cristiana y los estándares morales establecidos por Patricio y otros misioneros.
Gradualmente, a medida que las incursiones nórdicas se hicieron menos frecuentes, se produjo un resurgir del conocimiento, lo que preparó el camino para las reformas religiosas del siglo XII.
[4] Gille no es mencionado en los Anales irlandeses, posiblemente porque Limerick era entonces un ciudad Hiberno-nórdica.
Su propósito era romanizar la Iglesia irlandesa, y, en particular, el establecimiento de un episcopado diocesano.