Romance en México

Son concebidos como poemas orales, lo cual le da facilidad para adaptarse a distintos contextos, pues las personas al recitarlo desde su memoria suelen modificarlo o mezclarlo.Se remonta así al diálogo entre Alonso Hernández Portocarrero y Hernán Cortés, en 1519, en las cosas de México, en lo que hoy es Veracruz.Dicho diálogo se realiza en verso romance, lo cual significa mucho, pues enseña que en el siglo XVI el romance estaba realmente arraigado a la forma de expresarse, y por ende a la cultura, haciendo que muchas actividades no extraordinarias fuesen acompañadas de romanceros.Llegaron así a contar sus romances de forma oral, al mismo tiempo que circulaban algunos pliegos sueltos.Lo anterior ayudó a una rápida e importante propagación y apropiación del género en la cultura americana, pues no sucedió únicamente en México.Pronto se empezaron a imprimir y comercializar pliegos sueltos propios de la región mexicana.[4]​ Una vez llegada la independencia de México en 1808, el romance se transforma en un nuevo género más vital denominado corrido, el cual desplaza al romance que poco a poco había dejado de circular con la misma fuerza que antes.Varios siglos después, en 1921, Pedro Henríquez Ureña realizó una recopilación de 16 romances en distintas versiones mexicanas.Muchos se mezclan entre sí y crean versiones nuevas de un romance anterior.Infantiles: todos aquellos romances que perviven incluso hoy en día como rondas o cantos infantiles, tales como Don Gato, Las hijas de Merino, Hilitos de oro, Mambrú, Monja a la fuerza y Las tres cautivas.Así mismo se puede hallar una estrecha relación entre el corrido y la construcción de una identidad nacional, cosa para la cual también se utilizó el romance español en sus orígenes, pues por su carácter popular resulta un importante forjador de opinión y una herramienta crucial para construir en el imaginario colectivo los ideales a los que una comunidad naciente como México o España en su momento deben aspirar.Al ser ampliamente difundidos y escuchados por una gran parte de la población, los corridos y los romances sirvieron para informar hechos que concernían a todas las personas, como sucesos políticos, guerras o desastres naturales.Sin embargo si se desea acceder a un estudio completo de una gran variedad de romances y corridos se debe consultar el libro El romance español y El corrido mexicano[9]​ del investigador Vicente T. Mendoza.Se volvió la Delgadina triste y muy desconsolada, con lágrimas en los ojos regando toda la sala.Se vuelve la Delgadina triste y muy desconsolada, con lágrimas en los ojos regando toda la sala.Y entonces ella le dijo a la posadera: -¡Déjeme usted guisar la comida hoy, por favor![10]​ Delgadina se paseaba por sus salas bien cuadradas, con su santo Cristo de oro que en el pecho le brillaba.Cuando le llevaron el agua Delgadina estaba muerta, con sus bracitos cruzados y su boquita entreabierta.—Apréndanme a Delgadina, júntense mis once criados, pa que no se oigan las voces, remáchenle los candados.[11]​ Como se puede ver en las tres versiones cambian algunos elementos y algunas imágenes cruciales para la comprensión de la composición poética.