Ya en su segundo año, el camino hacia la titularidad se le allanó bastante, con las salida de Taira y Giovanella hacía la UD Salamanca.
Entonces Rogerio se convirtió en el hombre clave del Belenenses y realizó una temporada espectacular, llamando la atención de un gran número de clubes europeos y portugueses.
Así en verano de 1997, y después de unas larguísimas y duras negociaciones, Rogerio llegaría al equipo en el que la temporada anterior habían aterrizado muchos de sus compañeros en el Belenenses, como José Taira, Everton Giovanella, César Brito o Catanha, ese no era otro que la UD Salamanca.
La 2000-01 se presentaba con los mismos objetivos, pero también se quedaron en el camino y Rogerio disminuyó el gran nivel aportado en otras campañas, en parte debido a las continuas lesiones que padeció; esa temporada solo pudo jugar 21 partidos y anotar 1 gol.
Al finalizar la temporada contó con varias ofertas para volver a Portugal, pero decidió quedarse en Salamanca, donde jugó hasta el mes de diciembre, que fue cuando decidió volver al Belenenses, que se estaba jugando el entrar en competiciones europeas.