Roger Boisjoly

Boisjoly predijo correctamente, basándose en datos de lanzamientos anteriores que la junta tórica del cohete podía fallar si el lanzamiento se producía en un día de temperatura fría.

Boisjoly trabajó para la compañía Morton Thiokol, fabricante de los propulsores del Challenger.

La temperatura del lanzamiento en Florida fue relativamente baja, de tan solo 10 °C, pero por la noche llegó a helar (-1 °C).

En ensayos anteriores, la primera goma de la junta tórica solo hizo un sellado parcial.

[1]​ El día del lanzamiento las dos juntas tóricas fallaron completamente poco después de la ignición y se quemó dejando un humo negro bien visible.