Rodolphe Bresdin

Adoptó el apodo Chien-Caillou por un personaje de James Fenimore Cooper, Chingachgook.

Llevó una vida desordenada y caótica, que inspiró a escritores como Jules Champfleury (Chien-Caillou, 1847) y Alcide Dusolier (El maestro del conejo, 1861).

Sus imágenes eran de corte fantástico, misterioso, exótico, ambiguo, con paisajes y animales imaginarios que anteceden a la pintura simbolista que se dio a finales de siglo.

Entre ellas destacan La bañista y El buen samaritano, ambas de 1861.

[2]​ También realizó dibujos a plumilla y a tinta china, muchos de los cuales se conservan en el Museo del Louvre.