[2][3] Como muchos otros supervivientes, Bobby había estudiado en el colegio Stella Maris del barrio de Carrasco y formaba parte del equipo de rugby Old Christians.
[6] Dicen sus compañeros que parecía haber nacido sin instinto de supervivencia, desde el momento del accidente, cuando se sentó en la nieve, encendió un cigarrillo y dijo: «¡La quedamos!».
Los demás creían que le daba igual vivir o morirse, tal era su grado de apatía y depresión.
Si le amenazaban con dejar de darle comida si no trabajaba, él respondía «Me parece justo».
[12] Bobby ha mantenido un perfil bajo y no se ha dejado ver mucho en medios de comunicación.