Ricardo Bastid Peris

Estos principios e ideales le condujeron reiteradamente a tomar las armas en defensa de la legalidad republicana.

Escribió encendidos artículos políticos, ensayos de estética altamente originales y excelentes novelas testimoniales, pero fue en la pintura donde verdaderamente alcanzó un estilo personal y se reveló como un pintor de exquisita paleta.

En la primavera de 1936 se afilió al Partido Comunista, en el que permaneció hasta 1960.

Se matriculó en Derecho, pero no pudo comenzar la carrera al estallar la Guerra por esas fechas.

Mediados los años cuarenta, cansado ya del encierro, marchó a Madrid con Ricardo Muñoz Suay para intentar abrirse camino (ya que allí no era conocido) e intentar reorganizar la F.U.E.

Tanto Muñoz Suay como él fueron piezas clave en la política estudiantil y cultural del PCE.

Al salir de la cárcel encontró trabajo en los estudios Sevilla Films como cartelista y ayudante de decoración y, posteriormente, en una empresa americana, alternando el trabajo con su obra creativa (entre los numerosos retratos que realizó entonces destaca el del dramaturgo Antonio Buero Vallejo).

Frecuentó las tertulias del Café Gijón, el Lisboa y Las Cuevas de Sésamo, donde realizó diversos murales decorativos.

Ocurría un mes antes de un proyectado viaje a Europa para encontrarse, después de diez años, con su familia en la frontera francesa y exponer en Londres y París (donde su amigo el escritor Vicente Soto tenía preparadas las salas).

Poco después su cuerpo fue repatriado por su familia y enterrado en el Cementerio General de Valencia.

Ricardo Bastid murió con 46 años, en la plenitud de su vida y su carrera, pero lo que vivió lo hizo conforme a sus inquietudes más hondas, las cuales ya expresó con dieciséis años en su primer libro de poemas, titulado Faro: “Yo quiero, con ansia divina, durmiendo los sueños del arte, vivir otra vida...”.

En su obra "Un arte valenciano en América", Francisco Agramunt Lacruz destaca de Ricardo Bastid Peris que posee una gran técnica dominada por una ciencia del dibujo, una composición sobria y cerrada, con abundancia de tonos oscuros, perfiles recargados de un trazo negro, carbonoso, anguloso y una tendencia a la plenitud para destacar las líneas nucleares.

La pintura de Ricardo Bastid Peris transluce una fuerte preocupación social, una dramática inquietud interior, que descarta todo sentido decorativista y las rigideces del academicismo, para crear un ambiente denso, patético y angustioso.

En sus obras es evidente que Ricardo concede un lugar capital a los seres humanos.

En la celda, Alcalá de Henares (1946)
Fusilado (1965)
Niñas con palomas (1966)
Fotografía personal (Madrid, 1954)
Novela "Puerta del Sol" (1959)