El suelo del municipio se compone por calizas y areniscas rojizas que se asientan las parameras por las que fluyen pequeños arroyos como los ríos Linares y Lamadre.
Buena parte del término está cubierta de pinares, sabinas, enebros, quejigos y encinas.
Otra se dedica al cultivo del cereal e incluso hay algunas pequeñas zonas de pastos, algunos matorrales espinosos y gran variedad de pequeñas plantas aromáticas, entre las que predominan el espliego, el tomillo y el romero.
Hacia mediados del siglo XIX, la localidad contaba con una población de 268 habitantes.
En la localidad se encuentra la iglesia de Santa María Magdalena.