Rhipicephalus sanguineus
La garrapata canina marrón, garrapata de perro o garrapata café del perro (Rhipicephalus sanguineus) es un artrópodo ectoparásito hematófago de la familia Ixodidae, que ataca preferentemente a los perros,[1] aunque también puede parasitar a otros animales domésticos, salvajes e incluso ocasionalmente al humano, aunque otros animales de sangre caliente son raramente picados.[2] Es una especie cosmopolita, pero es más común en climas cálidos, dado que es sensible al frío.Bajo condiciones microclimáticas específicas pueden encontrarse durante todo el año en Europa central, en casas, hostales y refugios de animales.Si llegasen a caer, intencional o accidentalmente, de su hospedero, buscarán lugares altos, preferentemente entorno cercano, como pastos altos, paredes, grietas verticales en muros rocosos, etc., donde sus anfitriones suelen transitar o dormir, a fin de dejarse caer a la primera oportunidad en un incauto hospedador potencial que pase por ahí, después de haberlo percibido con su olfato o mediante el calor corporal emitido por el animal en cuestión.En las estaciones más frías caen en un modo de hibernación, llamado diapausa, pudiendo sobrevivir sin un hospedero hasta por aproximadamente un año, reavivándose al volver el calor.Su coloración es marrón rojizo, las hembras tienen el cuerpo más oscuro, especialmente en la cara frontal del carapacho.Generalmente los tres anfitriones son perros (a veces el mismo individuo en un hogar cerrado, “ciclo monotrófico”); sin embargo, cada estadio móvil secundariamente puede alimentarse de otras especies de animales (félidos, ovinos, lagomorfos, zorros género Cerdocyon, bovinos, caprinos, roedores, equinos, comadrejas, etc.).La duración del ciclo biológico es dependiente de factores ambientales como son la temperatura y la humedad.[7] El traumatismo o herida causada por la picadura de garrapatas también puede dar lugar infecciones secundarias.Rociar al perro con tratamientos con N,N-Dietil-meta-toluamida, conocida como DEET y el icaridina pueden ser convenientes para este fin, sin embargo, solo tienen un efecto a corto plazo.Esta extracción se debe realizar girando la garrapata unos 90 grados en sentido contrario a las agujas del reloj, ya que cuando se anclan a la piel, lo hacen en el sentido de las mismas agujas; de este modo, se revierte el movimiento que hizo para engancharse, evitando que el traumatismo llegue a más.Inmediatamente después hay que lavarse las manos meticulosamente para evitar que se propaguen posibles huevos, es importante desinfectar bien la zona de la piel donde estaba alojada la garrapata lavándola y/o usando algún antiséptico local tópico.Por último, en las semanas siguientes a la picadura, hay que prestar atención y observar que no aparezca una mancha rojiza en la zona o síntomas como fiebre, rigidez en el cuello, inflamación de los ganglios linfáticos, dolores musculares o debilidad, ya que en ese caso es imprescindible acudir al veterinario e informarle de la picadura de la garrapata.[14] Una vez extraída no es raro que quede una lesión inflamatoria en la piel, se recomienda aplicar una pomada antiinflamatoria y antibiótica, puede tomar una semana o más para sanar, en algunos casos queda una cicatriz dejando un área sin pelo en forma permanente, todo esto se debe a la irritación provocada por la saliva tóxica del parásito.