La importancia exacta de la flecha que sujeta en la mano el bastardo es desconocida, aunque el vellocino de oro se refiere al héroe mitológico griego Jasón o al guerrero y juez hebreo Gedeón.
En sus últimos retratos encargados, van der Weyden halagó a los comitentes.
A menudo idealizó o suavizó sus características faciales, dotándoles de una belleza, interés o inteligencia que podrían no haber poseído al natural.
Si este retrato se compara con el estrictamente realista retrato de Antonio atribuido a Hans Memling, pintado 8–10 años más tarde, se pueden ver las libertades tomadas por van der Weyden.
Incluso teniendo en cuenta el envejecimiento, el artista parece haber agrandado los ojos, definido los contornos del rostro, y dado una mandíbula mucho más fuerte que lo que se ve en el retrato de Memling.