Según Zicman de Barros e Lago, el término "República Populista" fue utilizado por primera vez por Celso Lafer en 1971.
En el contexto de la democratización del país, estos nuevos contingentes electorales escaparon a la dinámica del voto cantado y se incorporaron a la vida política nacional.
(Cuando Dutra fue elegido presidente, aún estaba en vigor la constitución de 1937, que no preveía la figura del vicepresidente.)
Presionado por una serie de acontecimientos, en 1954 Getúlio Vargas se suicidó en el interior del Palacio de Catete, y su vicepresidente, João Fernandes Campos Café Filho, se hizo cargo del país.
João Goulart fue elegido vicepresidente y asumió el cargo ese mismo año.
Para paliar las disparidades regionales, Juscelino creó la Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste (SUDENE) y promovió la internalización mediante una red de carreteras y el traslado de la capital a Brasilia.
Se crearon las industrias del automóvil, electrodomésticos, construcción naval, mecánica pesada, cemento, papel y celulosa.
[7] En 1961, Jânio Quadros asumió la presidencia pero renunció en agosto del mismo año.
Jânio llegó a adoptar una política moralista (como la prohibición de los bikinis en las playas) y una política exterior independiente: se reunió con el revolucionario argentino Ernesto Guevara por razones diplomáticas.
Jânio pidió la liberación de 20 sacerdotes españoles presos en Cuba que le fue concedida.
Actualmente se cree que Jânio Quadros intentó dar un autogolpe, es decir, dimitir para volver con plenos poderes, apostando a que el Congreso no aceptaría su renuncia por culpa de su vicepresidente João Goulart, vinculado a la izquierda laborista.
En esta ocasión, los ministros militares del gobierno de Jânio Quadros -el general Odílio Denys (Ejército), el brigadier Gabriel Grün Moss (Fuerza Aérea) y el almirante Sílvio Heck (Marina)- formaron una junta militar informal que intentó, sin éxito, impedir la toma de posesión de João Goulart, abriendo una grave crisis político-militar en el país.
Así, en 1963, João Goulart recuperó la jefatura del gobierno con el plebiscito que aprobó la vuelta al presidencialismo.
Para ello, lanzó un plan trienal de desarrollo económico y social, en el que preconizaba conjuntamente reformas básicas, agrarias y urbanas, medidas antiinflacionistas clásicas e inversiones extranjeras.
El plan fue atacado tanto por la izquierda como por los conservadores, más preocupados por las implicaciones políticas que por los resultados prácticos.