[3] Tras hacer varias investigaciones, Núñez concluyó que no había nadie quien haya tratado el problema del consumo de leña, por lo que se propuso a hacer mediciones para crear un aparato que fuese sencillo, económico y minimizara el consumo de leña, el cual llevó a cabo en 1997[1] y lo bautizó como turbococina.
Núñez no figuraba como titular de la empresa creada para tal fin, llevándolo a presentar una denuncia contra los inversores.
[7] El demandante también declaró que había invertido personalmente $4 millones de dólares a la iniciativa.
Asimismo, Núñez no había patentado su invento en el Registro de Comercio del Centro Nacional de Registros hasta 2018 y que los hechos presentados por el demandante fueron realizados con su consentimiento, sin que pudiera demostrar lo contrario.
La defensa también demostró que contaba con derechos de explotación del producto y que «en ningún momento se le ha quitado la titularidad ni ninguna relevancia de su invención, él puede en cualquier momento explotarlo en manera y forma que lo estime conveniente».