La Reliquia de la Santa Sangre de Cristo era una reliquia medieval, de la que se decía que contenía parte de la sangre de Jesucristo.
[1] Es diferente de la reliquia de la Preciosa Sangre que se conserva en Francia.
La reliquia fue enviada por el Patriarca latino de Jerusalén Roberto de Nantes a Enrique III de Inglaterra en 1247, donde luego fue guardada en la Iglesia del Santo Sepulcro de Londres, antes de ser paseada por las calles por el rey y depositada en la Abadía de Westminster.
[2] Enrique promovió la reliquia como foco de peregrinacións, pero no resultó ser popular.
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