El monarca (actualmente el rey Federico X) es la máxima autoridad de dicha iglesia.
Una investigación en 2012, concluyó que en Dinamarca hay solo un 9% ateos,[1] aunque su número se ha incrementado según estudios posteriores.
Todos los que no lo reconocieron fueron ejecutados y sustituidos por otros obispos elegidos por el rey, por lo que la transición al luteranismo fue aparentemente rápida y sin grandes guerras ni rebeliones, exceptuando las persecuciones en zonas como Selandia o la difícil conversión a través de las armas de localidades del sur de Jutlandia como Ripen.
Hasta el día de hoy en Dinamarca la Iglesia está unida al estado, siendo su líder el rey del país.
A la Misión Interna se le considera el fundamentalismo protestante y, aunque haya perdido notablemente su poder en Dinamarca a lo largo de los años, sigue teniendo una enorme influencia en la forma de concebir la religión en la sociedad danesa, por lo que hablar de la Misión Interna es prácticamente un tabú en Dinamarca, aunque todo el mundo sabe lo que es y que existe.
[4] Tras un gran aumento de población musulmana en el país en los últimos años, el islam se ha convertido en la segunda religión con más fieles, entre un 3,8 y un 4%.
Esta última festividad es muy importante para la sociedad danesa, y es comparable a la Primera Comunión en los países católicos.
En los últimos años ha ido creciendo una fuerte intolerancia entre daneses y la comunidad musulmana en Dinamarca.
Los temas como el velo en las mujeres musulmanas, el burka o la implantación de la Sharia, símbolos que chocan con los valores daneses, tienen el monopolio en el debate político actual.