Colón y sus aliados tenían como meta principal alcanzar al "Gran Kan" (Asia).
Así, mientras intentaban entrar en contacto con el "Rey de la tierra" variaba su trato a los indígenas según les consideraran más o menos importante para dicho objetivo.
Hay diversas fases en la relación que Colón mantuvo con los indígenas, sin embargo todas ellas tienen en común el hecho de que el Almirante siempre consideró a los antillanos como a inferiores, autoridades sociopolíticas incluidas, y si les trató de una u otra forma fue por las circunstancias del momento, es decir, por conveniencia, no por las características de aquellos a cuyos territorios habían llegado.
Así, por ejemplo, dos días después de haber llegado a América, Colón escribió en su diario:
[2] Al buscar explicaciones convincentes le fue imposible encontrarlas y, a partir de este momento, sus relaciones con los indígenas fueron empeorando, llegando a amenazarles con hacerlos esclavos si no le entregaban grandes cantidades de oro y especias.
En sus diarios, Colón presenta inicialmente a los taínos como una cultura socialmente indiferenciada, sin ninguna estructura sociopolítica.
La cifra está fijada de antemano: media docena; los individuos no cuentan, pero son contados.
La encomienda se estableció por primera vez en España tras la conquista cristiana de los territorios moriscos (proceso conocido por los cristianos como la Reconquista), y se aplicó a una escala mucho mayor durante la colonización española de las Américas y las Filipinas españolas.