El Reino de Coliman fue un estado mesoamericano que floreció en el período posclásico tardío, según los antiguos glifos, este se representó por medio de un brazo y una mano, que simboliza el dominio ejercido por la fuerza.
Cuando los españoles llegaron a la región encontraron un reino habitado por otomíes llamado collimán, del que se deriva el nombre actual de Colima.
Sus habitantes tenían cierta organización social y política, con dirigentes cuyo cargo era predominantemente civil, dirigían las manifestaciones religiosas y participaban de la autoridad militar que les transmitía el Colímotl.
A fines de 1810 y durante la Independencia, Colima fue tomada por los insurgentes, pero recuperada en 1811 por los realistas.
Rey Colliman o Coliman, llamado así por la costumbre, siendo en realidad rey del reino Colimān, es uno de los símbolos más recurridos y utilizados por los colimenses de la ciudad, aunque este símbolo comienza a ser desplazado en su utilización por el de la palmera amarilla realizada por el escultor monumental Sebastián.