Como ICANN prohíbe que sea el propio registrador quien ponga sus datos ahí, algunos contratan a una empresa intermediaria usada solo para hacer de representante.
Esto hace que sea muy complicado contactar con el propietario en caso de problemas técnicos (Aunque en realidad la mayoría de los usuarios comunes nunca suelen hacer whois, sino más bien usuarios expertos, por lo que finalmente se usa para evitar problemas legales, ya que es mucho más complejo obtener la información real si está oculta en el propio whois).
Esto ha hecho que muchas empresas se dediquen a arrendar nombres con potencial valor para luego subarrendarlos.
Hay gente que se adelanta y arrienda ese dominio cuando la empresa aún es poco famosa para intentar subastarlo luego más caro.
Ésta es una política propia hecha para evitar tener que recurrir al procedimiento legal, mucho más lento y costoso.
Es famoso el buscador Google (google.com) porque su nombre es escrito de muchas maneras distintas que en inglés se pronuncian igual.
[3] Algunos famosos con nombres difíciles, como Arnold Schwarzenegger, tienen registrados varios dominios para que los visitantes puedan entrar a su página aun cuando escriban mal su apellido.
Cuanto más importante es el dominio, más personas habrá intentando «secuestrarlo», y eso ha motivado que se creen mecanismos automáticos como listas de espera para registrar el dominio en cuanto esté libre (pre-registro).
Este es un mecanismo nada fiable, ya que varios registradores pueden tener su propia lista (no hay ninguna oficial), y solo uno de los solicitantes conseguirá el dominio.
Por ejemplo, alguien se inventa un nombre atractivo y «comercial» (corto, que suene bien, fácil de recordar, etc.), registra ese dominio, y empieza a inventar un contexto e historia ficticias sobre esta nueva empresa: características, prioridades, objetivos, diseño, etc. Después, pone el dominio a subasta (por ejemplo, en eBay).
A veces se crean rumores externos sobre el posible crecimiento de esta nueva empresa para subir su valor (véase Especulación (economía)).