El reflejo corneal es un parpadeo involuntario provocado por la estimulación sobre la córnea, al ser tocada por un examinador o por un cuerpo extraño, por ejemplo, aunque podría resultar de cualquier estímulo periférico.
Las luces muy brillantes generan la misma respuesta (este último conocido como el reflejo óptico).
Es el nervio que detecta el estímulo a nivel de la córnea o de la conjuntiva, es decir, es el nervio que conduce la ruta aferente del reflejo.
Por su parte, el séptimo par craneal o nervio facial da iniciación a la respuesta motora, es decir, es la vía eferente del reflejo, posiblemente mediado por un núcleo medular.
La ausencia completa y bilateral del reflejo es un requisito imprescindible para la determinación neurológica de la muerte.