Rebelión de Bulavin

Por añadidura, el recientemente formado Estado policial de Pedro se estaba expandiendo territorialmente, y por esta expansión estaba haciéndose con salinas, que eran codiciadas por los cosacos para conservar sus alimentos.

Esta disputa sobre el territorio era un asunto económico, aunque por otro lado los cosacos lo veían como una intrusión sobre su Estado políticamente semiautónomo.

En general, la atmósfera rural entera rusa estaba en una situación de agitación, y sólo necesitaba un catalizador para estallar.

La política de Pedro era dar caza y arrestar a los siervos huidos y devolverlos a sus señores, donde podrían ser contados con objeto del recaudo de impuestos, una política, que en ese momento, no tenía limitaciones.

Sin embargo, nunca fue un gran comandante militar, y a lo largo de la rebelión que lleva su nombre le faltó carisma para convertirse en líder indiscutido.

En primer lugar, a pesar de toda la gente que reunía, Bulavin nunca les ofreció un pretendiente al trono o les sugirió un "zar justo" que reemplazara a Pedro.

En segundo lugar, Bulavin no coordinó sus esfuerzos con ningún enemigo preexistente de los moscovitas, así que a pesar de estar muy envuelto ya en una guerra contra el Imperio sueco, y al no estar el aparato militar tan dividido como podría haber estado, la rebelión le supuso al zarato más una molestia que un conflicto importante.

Ambas fueron rebeliones parcialmente cosacas, dirigidas contra una institución gubernamental impuesta y respaldada con animosidad por la miserable situación de la vida campesina.