Esa noche el Huracán Priscilla causó el naufragio de la embarcación y no hubo sobrevivientes.
Desde el trágico suceso, pasó todas las tardes en el muelle con su vestido de novia.
[4] Más allá de su vana espera Rebeca era muy amable y cordial, tampoco estaba incapacitada: trabajaba vendiendo ropa para muñecas y dulces, no era del todo solitaria: tenía hermanas y amigos que vivían en Monterrey a los que visitaba, tampoco generaba hostilidad en los sanblaseros: era contratada para pequeños trabajos, le regalaban comida y luego de la canción atraía a turistas de todo el Mundo a los que contaba desinteresadamente su historia.
En mayo de 1997 Rebeca esperaba con su famoso traje de novia cuando una persona le preguntó por su atuendo, la mujer le contó su historia con tanto sentimiento que emocionó al oyente; Fernando Olvera.
[9] La historia de Rebeca tuvo un gran efecto en los líderes de Maná, quienes titularon su siguiente álbum, Sueños líquidos, en relación con el relato.