Fue cautivado por los recursos naturales del Perú pues de los 40 años que vivió en él, 19 años viaja por casi todo su territorio con el fin de conocer más a fondo su naturaleza y sus habitantes ya que desde Italia los había estudiado bien.[2] En estas condiciones recorrió miles de kilómetros por itinerarios de gran dificultad en regiones prácticamente desconocidas Su primer gran viaje duró dos años y medio, reponiendose durante seis meses en Lima alojandose en el Jr.Partiría en otro viaje exploratorio de gran trascendencia por el centro del Perú.[3] El producto de sus esfuerzos se ve realizado en una inmensa obra que puso los cimientos a numerosas ramas de las científicas que se investigan y estudian en las universidades peruanas.La colección se completa con datos y observaciones meteorológicos, esquemas, ilustraciones, etc. Antonio Raimondi era un genuino enciclopedista.Entonces, esta atribución se debe más bien a que la obra de Raimondi ha sido bien difundida pero muy poco leída dentro del Perú, ya que la susodicha frase no es mencionada en ningún texto escrito por Raimondi.Prueba de ello es que se le dedicaron los nombres científicos de algunas especies animales (por ejemplo, el cortarrama peruano (Phytotoma raimondii), un ave paseriforme y vegetales como el género Raimondia o la colosal especie andina Puya raimondii.En su memoria y por su aporte a la cultura peruana, existe un busto que se exhibe en una pequeña plaza de Barranco, en Lima, esculpido en bronce por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1904, además también desde el año (1930), funciona un colegio que, en su honor, los residentes italianos en el Perú lo denominaron: "Colegio Italiano Antonio Raimondi".