Ración de combate

Cubren las necesidades nutricionales básicas a los damnificados hasta que se puedan instalar cocinas más permanentes.

Podríamos definir la logística militar como el apoyo a las unidades operativas a través de la administración y distribución de material, equipo, alimentación… Aunque a finales del siglo del siglo XIX ya había algunos conocimientos asentados sobre los principales nutrientes, no fue regulado en las raciones militares hasta la Primera Guerra Mundial, y mucho menos se había investigado sobre la influencia de la comida en los factores emocionales.

El origen de las conservas como alimento para las tropas lo encontramos en los ejércitos napoleónicos, por obra del maestro confitero francés Nicolás Appert en su tesis L’Art de conserver pendant plusieurs années, toutes les substances animales et végétales (1810).

El señor Appert nunca logró proveer de alimentos envasados al ejército francés pues no contaba con una fábrica lo suficientemente grande ni preparada para producir los volúmenes requeridos.

«A 177 llegaron los procedimientos para preparar conservas alimenticias – patentadas en Inglaterra – con privilegio de invención, en la primera mitad del siglo XIX»[3]​ Durante la “guerra de las trincheras” se evidenció la gran ventaja que suponía la comida en lata y las conservas.

«El verdadero boom de las conservas se produciría con la Primera Guerra Mundial y los años inmediatos a ella.

[4]​ El enemigo bloqueaba la comunicación con la retaguardia, generalmente mediante bombardeos, dejando a las raciones enlatadas como única manera de subsistencia.

«Pan, jamón, queso, verduras y té en el caso de los británicos.

Patatas, verduras, galletas, chocolate y café en las trincheras alemanas.»[6]​ Fue en este periodo donde triunfó la Corned Beff de Leibig, citado anteriormente.

UU., fundó la “Nutrition Conference for Defence”, «una iniciativa para ofrecer a los militares comida que no perturbara la química del cuerpo».

No hubo cambios de gran importancia durante la Guerra Civil, utilizándose la ración en frío para unidades en movimiento.

En 1968 se estableció que la media debía ser de 3400 kcal, cifra a la que se debían añadir determinados aumentos proporcionales a la intensidad de la actividad física del soldado o marinero y las condiciones climáticas.

· Pastilla hidratante: Mezclar con abundante agua en casos de gran esfuerzo físico y calor/humedad elevados.

· Desinfectante hidroalcohólico para manos: No requiere el uso de agua y estimula la higiene.

Canadá también ha hecho uso de paquetes más limitados llamados Light Meal Pack que contenían carne o queso deshidratado, fruta deshidratada y barras de granola o chocolate.

También se puede elegir entre guatita, arroz con fréjol o seco[aclaración requerida] de cerdo.

«Al vivir en el frente, los diarios inevitablemente presentan concomitancias con la escritura de los combatientes.

La capacidad de combate se puede describir como la aptitud que precisa una organización operativa para cumplir la misión encomendada.

[16]​ El Comandante en Jefe del Ejército de Vietnam del Norte, describía su estrategia: «Nuestro armamento y equipo eran inferiores al del enemigo, así que sólo podíamos desarrollar la superioridad moral, sólo entonces podíamos osar combatirlo resueltamente, sólo entonces podíamos permanecer firmes ante las difíciles pruebas que creaba la superior potencia de fuego que el enemigo había desplegado».

Fue entonces cuando a un soldado se le trató como si en lugar de una enfermedad, fuese un agotamiento aquello que sufría.

El estrés es un gran problema militar, aunque muchas veces pasa desapercibido por no manifestarse de una manera tan obvia como puede ser una fractura o una herida por metralla.

Estos constituyentes de los alimentos costeros han sido probados como beneficiosos para frenar el detrimento cognitivo y además ayudar al correcto funcionamiento neuronal.

Aunque muchos otros factores también pueden contribuir al aumento de la depresión, las recomendaciones dietéticas que sugieren la ingesta en la proporción adecuada de este aceite, pueden dar lugar a beneficios sustanciales.

El bienestar del ser humano se basa en la consecución de la salud en su globalidad, tanto en su componente mental, físico y social.

No solo esta ventaja viene por su gran aporte calórico y su contenido en azúcares y grasas, además, está demostrado a través de numerosos estudios que la teobromina, un componente presente en el chocolate, es un estimulante del sistema nervioso.

Philippe Suchard, quién dio los primeros pasos en la industria del chocolate en el último tercio del siglo XIX, quiso que el ejército suizo incorporase este producto a sus filas.

Theodor Tobler, conocido más bien como el creador del Toblerone, fue, junto con otras chocolateras proveedor para los ejércitos durante la guerra de los Balcanes y que siguió hasta la Primera Guerra Mundial.

En 1937, el chocolate toma otra vez importancia en las raciones de los militares desplegados.

También se utilizaban estas chocolatinas como moneda de trueque entre la población civil.

Aunque algunos países no incorporan este alimento por la existencia de otros con propiedades similares o no lo consideran tan beneficioso, cabe destacar la importancia que este alimento ha tenido para las fuerzas armadas a nivel internacional y a lo largo de la historia reciente.

Ración de Combate en el ejército francés.
Ración de Combate del ejército español.
Contenido de una ración de combate del ejército español.