Entre sus primeros manantiales, que brotan en unas grandes praderas, a más de 2000 metros sobre el nivel del mar, y el punto que desemboca, hay un desnivel de unos 700 metros, corriendo sus aguas por un álveo granítico, muy angosto y profundo en varios sitios, cuyo fondo, bastante desigual, está cubierto de arena gruesa y guijas, y a veces de enormes cantos que, oponiéndose a la corriente, dan lugar a la formación sucesiva de pequeños remansos y espumosas cascadas de escasa altura.Hay en el río un remanso notable que no es debido a ninguna clase de obstáculos opuestos a su curso, sino a la mucha profundidad que alcanza su cauce de repente, formando un pozo, abierto tal vez en otro tiempo por la acción continua de algún salto de agua, que hoy día no existe.Poco más abajo recibe por su margen izquierda el arroyo Cepeda, afluente caudaloso que nace en una estribación de la sierra y riega en su corto curso numerosos prados naturales.[1] Las aguas del Tormes terminan a su vez vertidas primero en el Duero y, finalmente, en el océano Atlántico.A comienzos del siglo XXI existía una pequeña explotación hidroeléctrica en su curso.