Rímac (vapor)

En este vapor, el héroe máximo del Perú, el Gran Almirante Miguel Grau sirvió como guardiamarina por seis meses y medio en 1854.

Es así como en 1845, don Ramón Castilla, como Presidente del Perú decidió la compra de varios buques de guerra para que el Perú tenga la mayor fuerza naval del Pacífico y evitar las injerencias externas en asuntos internos y a su vez estar mejor preparados frente a las posibles amenazas de países vecinos.

La artillería fue mandada a fabricar en Gran Bretaña por la comisión naval que ahí estaba, presidida por el Capitán de fragata Ignacio Mariátegui.

En aquellos años de rápidos avances técnicos industriales, la conveniencia del accionamiento por hélice recién fue demostrada por la Real Marina Británica en 1845, por lo que no se puede reprochar la decisión tomada en 1846 para que el Rímac fuera impulsado por ruedas de paletas.

Su adquisición hizo necesario que el Perú contara con una fundición donde se le pudiera brindar reparación y mantenimiento, es así como crea en el Callao, la Factoría Naval de Bellavista, la cual fue equipada con maquinarias, equipos e instrumentos que trajo el Rímac desde Nueva York, para cubrir necesidades militares como industriales.

Cuando terminó la guerra civil, el presidente Ramón Castilla destituyó a todos los mandos navales.