Récord mundial

En español, coexisten las palabras "récord" y "plusmarca"[1]​ con el mismo sentido, si bien se prescribe la palabra "plusmarquista" para hacer referencia al poseedor de un récord (evitando el anglicismo recordman).

Este último término se sigue utilizando en atletismo para describir las mejores y las peores marcas que no se reconocen como un récord mundial oficial, ya sea debido a que la IAAF no hace seguimiento del récord (por ejemplo, los 150 m o los eventos individuales en un decatlón), o porque no cumplen con los criterios rigurosos de calificación de un evento (por ejemplo, la media maratón Great North Run, que tiene una pendiente de descenso excesiva).

El término también se utiliza en los videojuegos de speedrunning cuando alguien logra el menor tiempo posible para el juego y la categoría.

Estas marcas suponían un motivo de orgullo para las naciones de los pilotos que los conseguían, que se convertían en auténticas celebridades (como el piloto automovilístico y motonaútico británico sir Malcolm Campbell, o el célebre aviador Charles Lindbergh).

El IRMES concluyó que los atletas tendrán cada vez más dificultades en los próximos años para afrontar el reto del lema olímpico "Citius, Altius, Fortius".

Para los autores, el ser humano estaba usando solo el 65% de su capacidad total en 1896, frente a un 99% en la actualidad.

El saltador estadounidense Bob Beamon en la Olimpiada de México 1968, donde estableció el récord mundial de salto de longitud con una marca de 8,90 m. Este récord se mantuvo imbatido durante 22 años.
El vuelo de Santos Dumont del 12 de noviembre de 1906 con el 14-bis , aeroplano con el que estableció la primera marca aeronáutica oficialmente registrada como récord mundial.
Modelo del Blue Bird, con el que Malcolm Campbell superó la barrera de las 300 millas (485 km/h), estableciendo un nuevo récord mundial de velocidad en tierra en 1935.
Usain Bolt tras la carrera final de los 200 m en Pekín 2015. Poseedor de los ŕecords mundiales en las pruebas de los 100 m y de los 200 m
Hojas de ginkgo biloba , que aparece citado en El libro Guinness de los récords como "la especie de árbol más antigua que todavía sobrevive".
Aunque muchos récords puedan considerarse inútiles o absurdos, en algunos casos permiten realizar avances científicos o médicos, como el estudio de la adaptación del cuerpo humano a temperaturas bajas.