San Quintín (en francés: Saint Quentin), también conocido como Sanctus Quintinus (m. 287 d. C.) según la tradición, fue un mártir romano y santo católico.
[1] Debido a sus actividades como predicador, fue detenido por el prefecto romano Rictiovarus, con la intención de conducirlo a Reims, a la sazón la capital de la Gallia Belgica para juzgarlo, más al pasar pora la población galorromana de Augusta Viromanduorum (hoy condado de Vermand, Picardía) escapó milagrosamente y continuó su predicación.
Nuevamente apresado, fue torturado, decapitado y arrojado al río Somme.
Sus restos fueron recuperados, según la tradición, por una acaudalada ciega de nombre Eusebia.
Llevando las reliquias a enterrar fuera de la ciudad, los bueyes que tiraban del carro se detuvieron en lo alto de una colina.