El lenguaje galorromano perduró en el noreste de la Silva Carbonaria, que formaba una barrera cultural efectiva con los francos al norte y al este, y al noroeste en el bajo valle del Loira, donde la cultura galorromana entraba en contacto con la cultura franca en ciudades como Tours y en la persona de aquel obispo galo-romano que se enfrentaba con los reyes merovíngios, Gregorio de Tours.En primera instancia garantizaron el control territorial y político sobre los galos, indispensable para cualquier medida romanizadora posterior.Por sus servicios prestados muchos de estos hombres se encontraron entre los primeros candidatos para recibir la ciudadanía.El salario que recibían los soldados les permitía comprar alimentos a los agricultores nativos.Los romanos trajeron consigo además tecnologías que bien pudieron afectar positivamente los rendimientos agrícolas.De este modo, los campesinos se veían motivados a producir para pagar los gravámenes y adquirir un extra con los legionarios.Los soldados demandaron sistemáticamente el vino, que rápidamente fue adoptado por la población local, si bien su uso se desarrolló bajo parámetros culturales y formas de consumo notoriamente diferentes a las romanas.[8] El mundo urbano estaba dominado por oppida, asentamientos construidos sobre mesetas elevadas artificialmente.Al sur se erigían, volcadas sobre el mediterráneo, algunas colonias griegas que serían importantes para la romanización.Los romanos trajeron consigo un mundo en el que la civitas era central para la vida civilizada, así como para la organización sociopolítica.Fungieron, además, como modelos ejemplificantes en los que se podía observar, relacionarse, consumir y producir al estilo romano.La cotidianeidad en las colonias militares, edificadas y ordenadas a modelo de Roma, debió reforzar perpetuamente la cultura romana.Con él llegaban nuevos oficios que entregaban al administrador y a su familia la prestigiosa ciudadanía.Así, las obras monumentales o las edificaciones para espectáculos promovían activamente el consumo de la cultura imperial, a la vez, los diferentes lugares que actores determinados ocupaban en el espacio reforzaban las relaciones de deferencia, dominio, alianza o igualdad.Gracias a los caminos se acortaban los tiempos y acrecentaban los flujos de productos, hombres e ideas.Se veían investidos por la fortuna de los dioses como la nación más civilizada, ejemplo para todos los humanos.Sus defensores se enfocaban especialmente en las élites regionales y las maneras en que adoptaban la vida romana.Ello llevó a la pregunta de cómo era la aculturación voluntaria, en que formas ocurría y cuando.Los investigadores levantaron entonces críticas a la idea de una única cultura romana y su transmisión directa.Se comenzó a estudiar en todos los sectores sociales las maneras concretas para cada lugar y contexto en las que, de manera colectiva o individual, se adoptó, rechazó o negoció la cultura romana en relación con los estilos de vida propios.Así, se comprobó que la importación y consumo de bienes imperiales no equivalía a la romanización, como era previamente asumido.De este modo, los rituales, maneras y momentos en que los galos utilizaban el vino resultaban escandalosa para los romanos.Se encontró que las edificaciones mortuorias y los sitios rituales exhibían deidades nativas influenciadas por la cultura pictórica grecorromana.Si bien los dioses zoomórficos propios adquirían características antropomórficas, los nombres, usos y atributos guardaban muchos elementos nativos.
Las diferentes provincias que conformaban la Galia.