El quilo[1] (del griego χυλός chylós, ‘jugo’) es un fluido corporal de aspecto lechoso, formado por lípidos en emulsión, que se produce en el intestino delgado del ser humano y otros vertebrados; sin embargo, no se debe confundir los términos de «quilo» y «quimo», ya que el quimo básico o alcalino es el que pasa por todo el intestino delgado y, una vez que este es absorbido a la circulación linfática por los vasos quilíferos, pasa a llamarse «quilo», como producto último de la digestión de las grasas contenidas en los alimentos.
Estos lípidos simples son absorbidos por las células de la pared intestinal los (enterocitos).
Esta linfa recién creada, recibe el nombre de quilo y los vasos linfáticos que lo drenan, debido a su aspecto lechoso: lacteal.
[4][5] Los vasos linfáticos del intestino, que transportan el quilo reciben el nombre de quilíferos y antiguamente lacteales o lactíferos.
Un tratamiento alternativo es el uso del fármaco subcutáneo octreotide (un análogo sintético de la somatostatina).