Sus travesuras suelen causarles problemas con sus padres o con el representante de la ley, el agente 15.
Les gusta fabricar todo tipo de máquinas, tan inútiles como peligrosas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, sus historietas fueron recogidas en álbumes.
Pero el plan se hecha a perder con la llegada del Agente 15, quien haciendo sonar su silbato provoca que los protagonistas huyan dejando abandonados la escalera y el balde, pero habiendo logrado pintar en la pared la frase "Quick et Flupke".
Estrán otra vez entre la multitud cuando Tintín y sus compañeros parten hacia el Ártico, en la página 20 del álbum La estrella misteriosa.