Permanecen todo el invierno secas sin desprenderse del árbol (como en el faginea), puesto que son marcescentes, aunque también puede ocurrir que en determinados lugares con unas condiciones climáticas favorables y con inviernos suaves se mantengan verdes.
Es particularmente adecuado para ser utilizado en la formación de dehesas, pues por su propia naturaleza muestra una fuerte tendencia hacia una ocupación poco densa del espacio, favoreciendo su cubierta el crecimiento y desarrollo de muchos otros vegetales, formándose ricos sotobosques.
Este árbol no se encuentra entre los más indicados para ser candidato a maderable, pues sus troncos no alcanzan un gran desarrollo y son de carácter tortuoso, por lo que queda descartado para muebles.
Como todos los robles sirve como leña para quemar, también para fabricar carbón y para aprovechar su corteza, que es utilizada para curtir cueros.
[1] Quercus: nombre genérico del latín que designaba igualmente al roble y a la encina.