Marcescente es un término utilizado en botánica para describir a aquellas hojas de árboles y arbustos caducifolios, que, tras haber finalizado el periodo vegetativo y con el cambio de color del follaje, permanecen en el árbol en su gran mayoría durante toda la estación fría (otoño e invierno) hasta prácticamente la salida de las nuevas hojas en la siguiente primavera.
Los árboles que suelen ser característicos por este fenómeno, son los robles[1] como el melojo (Quercus pyrenaica), el quejigo (Quercus faginea), numerosos pies de haya (Fagus sylvatica) y los carpes (Carpinus) En el roble palustre americano se completa la abscisión de las hojas marcescentes en primavera.
[2] En algunas especies el peciolo se puede mantener vivo durante el invierno, mientras que en otras las hojas son marcescentes porque las heladas o las plagas secan las hojas antes de que se complete la abscisión.
[3] Algunas especies se protegen del estrés hídrico y térmico gracias a las hojas marcescentes, como las especies andinas Espeletia schultzii y Espeletia timotensis.
En micología el término marcescente se utiliza para unos tipos de hongo que se pueden secar y después revivir y continuar la dispersión de esporas.