Esto suele ser incómodo e incluso doloroso, pero rara vez produce sangrado.
La propia piel de una persona (o la piel de otra persona) puede ser suficiente para actuar como superficie abrasiva y provocar quemaduras por fricción.
Las quemaduras por fricción menos peligrosas pueden ser comunes en áreas sensibles de la piel, como los genitales, durante actividades como las relaciones sexuales o la masturbación.
Los riesgos de una quemadura por fricción incluyen infección y cicatrices temporales o permanentes.
Los tratamientos para las quemaduras por fricción suelen implicar la aplicación de una crema antiinflamatoria.