Da su nombre a la importante y ajetreada intersección del bulevar Marie Louise y el bulevar Slivnitsa, en la cual se encuentra, conectando la Estación Central de Sofía con el centro de la ciudad y marcando su límite norte.
El puente fue construido en piedra en la ubicación de un puente más antiguo llamado «puente de colores» (en búlgaro: Шарен мост, romanizado: Sharen most) porque estaba decorado con franjas rojas y amarillas.
En total, la construcción del puente costó 260 000 levas de oro.
[2] En 2014, se completó una importante remodelación de la plaza, que la transformó en una intersección a dos niveles.
El tráfico rodado fue eliminado del puente, reservándolo solo para tranvías y peatones.