Estructuralmente, es diferente del famoso Golden Gate, que es un único puente colgante.
El segmento occidental termina en San Francisco y se compone de dos puentes colgantes con un anclaje central.
Dos carriles dedicados exclusivamente a los autobuses no han de pasar por el peaje ni seguir los semáforos.
No hay ninguna señal luminosa reguladora del tráfico en dirección este.
[1] Originariamente, la parte superior se destinó a los automóviles y en la parte inferior se destinaron tres carriles a los camiones y dos al ferrocarril.