Puente de Atarazanas

El puente de Atarazanas, también conocido como puente de Vargas a partir del siglo XIX, fue un puente existente en la ciudad de Santander (Cantabria, España) desde la Edad Media hasta la primera mitad del siglo XX, si bien se reconstruyó varias veces.

Asimismo, tendría que ser más ancho para que pudieran transitar por él carros de mercancías tirados por burros, así como una mayor cantidad de personas.

En ese momento tenía cinco arcos u ojos: tres sobre la ría y dos en tierra firme.

La longitud total del puente era de 18-20 metros, y la anchura rondaba los cuatro.

En los primeros lustros del siglo XIX, ya rellenada la ría, se conservaba sin demasiados cambios (aunque habían desaparecido todos sus arcos a excepción del central), conectando la calle del Puente, que llegaba hasta la torre de la catedral, con la Plaza Vieja.

Unos años después, se planeó construir un puente más estético y acorde con el lugar.

Los nuevos tranvías eléctricos no podían pasar por debajo del puente de Vargas al no tener la suficiente altura, por lo que se construyó uno nuevo, proyectado por el ingeniero Alberto de Corral y realizado en hormigón y metal.

Santander hacia 1575 por Joris Hoefnagel . En el centro de la villa, sobre la ría de Becedo , se aprecia el puente construido en piedra.