Publio Vatinio

En su discurso contra Vatinio, Cicerón lo describe como uno de los más grandes bribones y villanos que han existido, y señala que su aspecto personal era poco atractivo, con su rostro y el cuello cubiertos con hinchazones, a los que Cicerón alude más de una vez, llamándolo struma civitatis.[1]​ Vatinio fue elegido cuestor en el 63 a. C., el año del consulado de Marco Tulio Cicerón y Cayo Antonio Híbrida.Sin embargo, Cicerón evitó cuidadosamente decir una palabra contra César, del cual Vatinio era sólo un instrumento.Habiendo eliminado este obstáculo, emplearon su dinero con mayor libertad, y mediante el soborno Vatinio pudo derrotar la candidatura de Catón.[5]​ Cicerón, a pesar de la animadversión que sentía hacia Vatinio, y para sorpresa de todos, le defendió en el juicio porque no quería enfadar a los triunviros y buscaba protección contra Publio Clodio Pulcro.[6]​ Vatinio fue absuelto gracias al soborno más que a la desapasionada (dadas las circunstancias) oratoria de Cicerón.