Siendo nombrado tribuno consular en el año 414 a. C., se le encargó la guerra contra los ecuos.
Tomó la ciudad de Bolae, pero negó a sus soldados el botín que les había prometido.
Cuando Marco Sextio, tribuno de la plebe, propuso que el territorio de los bolanos fuese entregado a los soldados que lo habían conquistado, Albino amenazó a estos con la tortura si apoyaban la propuesta.
Llegado el tribuno consular, excitó todavía más los ánimos al anunciar que castigaría con suplicios a los instigadores.
Mientras procedía con una ejecución por aplastamiento, unos soldados se amotinaron y estalló un nuevo tumulto en medio del cual Albino fue lapidado.