Esta ave es característica de bosques dominados por roble pellín (Nothofagus obiqua) con sotobosque de caña colihue (Chusquea); estos bosques son del tipo forestal esclerófilo chileno, formación austral del Matorral Chileno.
[6][7] Otras especies chilenas que constituyen el hábitat de este pájaro y que únicamente viven en la Argentina en las lagunas de Epu Laufquen son: Puya alpestris,[8] Azara alpina, y Orites myrtoidea.
Otros taxones comunes o característicos del centro de Chile que también regionalmente se hacen presentes al otro lado del encadenamiento andino son: Gnaphalium aldunateoides, Gnaphalium psilophyllum, Haplopappus pectinatus, Oxalis compacta, Balbisia gracilis, Viguiera revoluta, Colletia hystrix, Corynabutilon bicolor, y Combera sp., etc.[9] destacándose especialmente Senecio pilquensis, Mutisia linearifolia, y Alstroemeria presliana; todos ellos confirman la ingresión del tipo forestal esclerófilo chileno y, a la par de él, el hued-hued castaño, con una población recién descubierta en diciembre de 1999.
[11] Los hábitos de esta especie son similares a su congénere Pteroptochos tarnii, usualmente permanece escondido mientras camina por el suelo del bosque, haciendo pausas para escarbar vigorosamente la hojarasca con sus grandes patas; temprano en la mañana puede emerger en el borde del bosque.
La especie P. castaneus fue descrita por primera vez por los ornitólogos alemanes Rodolfo Amando Philippi y Christian Ludwig Landbeck en 1864 bajo el nombre científico Pteroptochus castaneus; localidad tipo «Hacienda de la Puerta, 1500 metros de altitud, Colchagua, Chile».
[14] El hued-hued castaño es muy similar en nidificación, comportamiento, y vocalizaciones al hued-hued del sur o común (Pteroptchos tarnii) del cual se lo separa fácilmente por tener este último la garganta y pecho de color apizarrado oscuro.
Curiosamente, el lado chileno del Paso Pichachén, llamado «el triángulo del Laja - Bío-Bío», es árido, estepario, y sin bosques, es decir, este hábitat desfavorable para las dos especies de hued-hued forma una barrera natural que redunda en que ambas distribuciones sean alopátricas.
[10] Sin embargo, estudios recientes muestran que el alto río Bío-Bío no representa una barrera efectiva para la dispersión, sugiriendo que las dos especies han estado en contacto varias veces dependiendo de la fluctuación de las condiciones climáticas.