Su precio en este mercado era alto, debido a que su captura era difícil, al localizarse a profundidades de hasta 60 m. Sin embargo hoy día, la práctica totalidad de los ejemplares que se comercializan son criados en cautividad, y el precio actual es asequible.
Tan sólo tiene una raya de color negro que va desde la boca hasta el opérculo, atravesándole el ojo.
Esta es la única diferencia con la especie Pictichromis porphyreus,[1] la perca enana magenta, de forma y color muy similares.
En la naturaleza se nutre principalmente de crustáceos y varios organismos bentónicos.
Al contrario que ocurre con otras especies, si tenemos una pareja, el macho será el ejemplar más grande.