Su introducción en el lenguaje de la diplomática se debe a Theodor von Sickel que lo empleó para identificar las partes introductivas y conclusivas de los documentos públicos.
Dado que la parte final de un documento presenta una forma y división distinta de la inicial, se acuñó -especialmente en ámbito francés- la expresión protocolo inicial y protocolo final,[2] pero ya que el término protocolo tiene relación con lo que es primero, se optó por acuñar otra expresión para referirse a las partes finales de un documento, es decir el escatocolo.
El motivo del uso de estos puntos (llamados gemipunctus en latín) era que el documento se dirigía a la persona solo en cuanto ocupaba determinado cargo y que si esta era sustituida durante la elaboración y llegada a destino del documento mantuviera su validez.
salutatio)[8] que se añadía a los documentos con forma de epístola.
La fórmula de perpetuidad que se añadía a los documentos llamados privilegios.