La principal exigencia de los manifestantes es la dimisión del presidente Ismail Omar Guelleh.
La influencia de las revoluciones exitosas en Egipto y Túnez parecen haber incidido fuertemente en las movilizaciones, cuya demanda central es la dimisión del presidente Guelleh, quién gobierna desde 1999.
Y aunque en 2010, el gobierno reformó la Constitución precisamente para permitir una segunda reelección, los opositores señalan que esas modificaciones fueron aprobados por un parlamento que sólo cuenta con miembros del oficialismo.
La economía del país gira en torno a las bases militares establecidas en su territorio (una de Francia y otra de EE.UU) y al comercio con Etiopía.
Al día siguiente, sin embargo, se produjeron enfrentamientos entre policías y manifestantes en Balbala,[8] un suburbio de la capital.