También se puede encontrar su defensa en otras corrientes anarquistas, socialistas y anticapitalistas.
Para millones de personas, la sociedad moderna es un ente que no auspicia las actividades relacionadas con la propiedad comunitaria, puesto que la actual vigencia del capitalismo como sistema económico mundial, impide, en gran medida, posturas tan “radicales” como lo son la propiedad comunitaria.
Piotr Kropotkin, teórico anarcocomunista, señaló en su obra La conquista del pan, el siguiente pensamiento acerca de la propiedad: "Todo se entrelaza: ciencia e industria, saber y aplicación.
Procurando dar algún tipo de visión social, Kropotkin, afirma que: "Toda sociedad que rompa con la propiedad privada se verá forzada, según creemos, a organizarse de acuerdo con el comunismo anárquico",[6] lo cual, eventualmente, haría alusión con la propiedad comunitaria, eliminando de manera absoluta la propiedad privada y el capital.
Pese a que los anarcocapitalistas de derechas como Hans-Hermann Hoppe y Walter Block escribieran sobre un punto óptimo donde toda la propiedad se encontraría privatizada, varios libertarios, influidos por las perspectivas clásicas, rechazan esta posición.
Roderick Long en A plea for public property[8] parte del concepto lockeano de homestead para explicar que la única opción legítima y práctica para los espacios comunes es mantenerse en dominio público.
Al ser resultado de la apropiación y el mantenimiento colectivo las calles, rutas, plazas, lugares comunitarios, etc. pertenecen a los habitantes que los usan.